lunes, 16 de abril de 2018

Cónclave de Robert Harris


El Papa ha muerto.
En la Capilla Sixtina, a puerta cerrada, ciento dieciocho cardenales procedentes de todos los rincones del globo emitirán su voto en la elección más secreta del mundo.
Son hombres de fe. Pero tienen ambiciones. Y rivales.
En las próximas setenta y dos horas uno de ellos se convertirá en el líder espiritual con más poder de la tierra.

Opinión: Tema interesante que me atrajo desde el primer instante, inicio apetitoso donde los haya, con una descripción directa, concisa y muy atractiva de todos y cada uno de los protagonistas de la trama, argumento muy bien llevado, muy bien escrito, sin concesiones a la galería y con una desenvoltura profesionalmente perfecta, los ríos que fluyen entre las líneas de cada uno de los personajes se entrecruzan, se interponen, se entrelazan con una gran maestría y creando que todos tus sentidos estén alerta ante posibles cambios que te descoloquen… hasta que… ¡NO!
¿Alguien puede decirme qué le ocurrió a Robert Harris cuando escribía las últimas cincuenta páginas del libro? Como se dice coloquialmente, ¿se bebió el entendimiento? O, quizás, ¿se bebió algo más fuerte que le provocó un jamacuco de aquí te espero? Porque, si no es así, no me lo explico. Un libro que el transcurrir de las páginas se convierte en un goce absoluto y, de golpe, cual coitus interruptus, jodidus y dolorosus, te lleva por caminos que ni sabías que existían ni tenías, siquiera, ganas de conocer, vamos que los caminos de Úbeda son una autopista interestatal en comparación con lo que te presenta Robert Harris en esas últimas páginas.

Cónclave era un libro al que, perfectamente podría haberle dado una puntuación superior a 8 y que, por ese desconcertante delirium tremens literario se convierte en uno de los peores libros que he leído últimamente. ¡Qué pena!

Valoración personal (de 0 a 10): 6,4

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